Cada vez que me encuentro con
alguien que hace tiempo que no veo tengo la misma respuesta a la pregunta ¿Cómo estás? o ¿Cómo te va? La respuesta
es la misma: más o menos o un “bien” entrecortado, entre vergonzoso y cabizbajo. Y es que en el fondo, parece que
una maldición divina esta preparada si se nos ocurre decir que nos va de
perlas, que somos felices o que nos va bastante bien. Lo increíble es que paradójicamente todos los
medios constantemente proyectan la idea de una cierta obligatoriedad de ser felices.
Lo primero que me llama la
atención es la explosión de la literatura y la investigación que acompaña a la
ciencia de la felicidad, sólo tienes que acercarte a la librería o mirar por
Internet para ver que encontrarás una serie de libros sobre cómo encontrar
esa felicidad, como convertirse en más feliz. Un escalofrío recorrer mi cuerpo
no tengo claro si es pare entrar en la “secta felicidad” o una campaña “marketinera” más que una
preocupación real por el bienestar psicológico del prójimo.
Pensando en alto me he
preguntado sobre la felicidad, como ser felices, donde reside tan preciado
tesoro y algunas preguntas más alrededor de este complejo concepto.
¿Y qué es la felicidad?
Existen tantas definiciones
de la felicidad como libros y recursos que hablan de ella. Es más yo diría que
cada tiene su propia definición. La que
nos ofrece el Diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua es:
2. Satisfacción, gusto, contento.
3. Suerte feliz.
Lo
curioso es que la RAE ha enmendado esta definición recientemente y en el avance de la
vigésimotercera edición, aparece la siguiente:
1. Estado de
grata satisfacción espiritual y física.
2. Persona, situación, objeto o conjunto de
ellos que contribuyen a hacer feliz.
3. Ausencia de inconvenientes o tropiezos.
Se ha producido por lo tanto
en la primera acepción una migración del
concepto de felicidad puramente material, basada en la posesión de un bien, a
un concepto mixto, formado por una satisfacción espiritual y física.
¿Habrán sido abducidos por
esta secta? O es que se han dado cuenta de que el concepto va más allá de la
posesión. Y es que parece que nos vamos centrando más es un concepto más de
bienestar psicológico.
¿La felicidad viene de serie?
Me pregunto si nacemos con ella, como cuando compras un coche,
vamos si viene de serie. Según los últimos estudios en este campo (Sonja
Lyubomirsky toda una experta en este tema) no acercan unos datos reveladores sobre la
felicidad de las personas.
·
De serie el 50% de nuestra felicidad
viene ya definido por los genes. La
profesora Lyubomirsky dice que algunas personas están programadas genéticamente
para ser más felices que otras. Cada uno de nosotros nace con un “punto
fijo de felicidad”. Es decir, el
punto fijo de felicidad es el punto estable en torno al cual varía el estado de
ánimo de una persona.
·
Un insignificante 10% de nuestra
felicidad depende de las circunstancias de nuestra vida: tener un
determinado estado civil, salud, nivel socioeconómico, un buen trabajo… Aunque
resulte paradójico, todos los datos señalan que las circunstancias vitales sólo
determinan un 10% de nuestra felicidad. Sin embargo, es ahí donde todos ponemos
mayores esfuerzos en conseguir cambios porque creemos que es donde reside
nuestra felicidad.
·
El
resto 40% lo dejamos a la inteción, es
decir a lo que hago y lo que puedo hacer. Sobre este 40% sí podemos actuar. Y
por tanto, la ciencia nos dice que sí tenemos en nuestras manos la capacidad de
ser más felices. Depende de nuestro compromiso y determinación. De nuestras acciones
deliberadas.
La
felicidad esta en nuestra actitud, en ese quehacer diario más que en las
circunstancias que nos han tocado vivir.
Claves de la felicidad (Organización Action for
Happiness)
Las diez claves de la
felicidad fueron desarrolladas por la organización Action for Happiness en base
a las investigaciones realizadas sobre aquellos comportamientos o acciones que
pueden realizar las personas para aumentar su bienestar y felicidad.
1.
Hacer cosas por los demás. La generosidad está
unida al centro de recompensa de nuestro cerebro, de manea que ofrecer a los
demás nuestra ayuda, tiempo o energía también aumenta nuestro propio bienestar,
ya se trate de familiares, amigos, compañeros o extraños.
Las investigaciones han
demostrado que ayudar a los demás aumenta la felicidad y la
satisfacción en la vida, proporciona una sensación de significado, aumenta los
sentimientos de competencia, mejora el estado de ánimo y reduce el estrés. Así
mismo, nos ayuda a conectar con los demás y a satisfacer nuestra necesidad
básica de relacionarnos con los demás.
Además, ser amables y
preocuparnos por los demás parece ser contagioso, ya que cuando vemos a alguien
ser amable o cuando los demás son amables con nosotros, tenemos más
probabilidades de serlo también con los demás.
2.
Relacionarse
con los demás. Las personas que tienen sólidas y variadas relaciones
con otras personas son más felices, más sanas y viven más. Las relaciones
cercanas con los demás dan sentido a nuestras vidas, nos aportan amor y apoyo y
aumentan nuestra autoestima. La relación con un grupo amplio nos aporta también
una sensación de pertenencia.
Pero lo más importante no es tener muchas relaciones, sino tener relaciones de
calidad, que nos hagan sentir bien y nos ayuden a experimentar emociones
positivas, sentirnos comprendidos y apoyados y compartir experiencias y
actividades que enriquezcan nuestras vidas.
3. Hacer ejercicio. Dado que la mente y el
cuerpo están conectados, no es extraño que mantenernos activos nos ayude a
sentirnos mejor. El ejercicio puede mejorar el estado de ánimo de inmediato,
ayudarnos a salir de una depresión y aumentar nuestra vitalidad y
4. Ser consciente del mundo a tu
alrededor. Si
te detienes a mirar a tu alrededor, puedes descubrir que hay un mundo mucho más
amplio del que creías justo a tu lado. El mindfulness consiste en
experimentar plenamente lo que está ahí, de manera consciente, intencional y
sin juzgar. Implica ser más consciente de lo que llega a ti a través de tus
cinco sentidos, observándolo todo sin juzgarlo. Hagas lo que hagas, ya sea ir
caminando al trabajo, comer o cuidar de una planta, si lo haces con mindfulness
lo estás haciendo con tus cinco sentidos, dejando que esa tarea te absorba y
mantenga tu atención sumergida en el instante presente. Así, el mindfulness te
ayuda a conectar contigo mismo y tus sentimientos en el presente y dejar de dar
vueltas al pasado o a las preocupaciones, además de enriquecer tu día a día.
5.
Aprender cosas nuevas. El aprendizaje
de cosas nuevas aumenta nuestra felicidad porque nos expone a ideas nuevas, nos
mantiene ocupados y absortos en algo que nos interesa, y aumenta nuestra
sensación de competencia y logro y nuestra autoestima. Aprender algo nuevo no
necesariamente implica ir a clase o hacer un cursillo. Puedes aprender por tu
cuenta, unirte a algún club, practicar algún deporte, etc.
6.
Tener metas. Tener metas y
objetivos que alcanzar nos hace sentir bien acerca del futuro. Las metas deben
ser realistas y alcanzables, con cierto grado de dificultad para motivarnos
pero no tan complicadas como para resultar imposibles. Las metas aportan una
sensación de dirección a nuestras vidas y, al alcanzarlas, nos dan una
sensación de logro y éxito, nos ayudan a hacer realidad nuestros sueños y
mejorar nuestras vidas y nos aportan una sensación de significado y propósito.
7.
Resiliencia. Tarde o temprano, a
todos nos llegan las malas rachas: el estrés, las pérdidas importantes, los
fracasos, los golpes de la vida… A menudo, no podemos evitar que suceda, pero
sí podemos intentar decidir cómo vamos a actuar ante esos reveses. La
resiliencia hace referencia a la capacidad para afrontar la adversidad y
superarla sin dejar que nos hunda o nos dañe. La resiliencia es algo que se
puede aprender y un modo de hacerlo consiste en cambiar nuestro modo de pensar
acerca de la adversidad y nuestro modo de relacionarnos con ella:
8.
Emociones positivas. Las emociones
positivas, como la gratitud,
la alegría, la inspiración, etc., cuando se experimentan de manera habitual,
nos ayudan no solo a sentirnos mejor sino también a tener más recursos. Sin
dejar de ser realistas, podemos optar por centrarnos en los aspectos positivos
de una situación. Las emociones positivas nos ayudan a ampliar nuestras
percepciones, a ver más de lo que hay a nuestro alrededor, responder mejor ante
las exigencias de la vida, ser más creativos, afrontar mejor las dificultades,
interesarnos por aprender cosas nuevas y estar más abiertos ante las nuevas
ideas. Así mismo, nos ayuda a sentirnos más cerca de los demás y confiar más en
ellos, lo que mejora nuestras relaciones con otras personas. “El miedo cierra
nuestras mentes y nuestros corazones, mientras que las emociones positivas
abren literalmente nuestras mentes y nuestros corazones. Realmente cambian
nuestra forma de pensar y nuestra bioquímica”, (Dra. Barbara Fredrickson,
Universidad de Carolina del Norte).
9.
Autoaceptación. Si te centras siempre
en tus defectos, te desprecias a menudo o no te gustas como eres, difícilmente
te vas a sentir feliz. Por este motivo, aprender a aceptarnos tal y como somos
y ser mables con nosotros mismos incluso cuando cometemos errores, aumenta
nuestro bienestar, satisfacción y resiliencia. Además, nos ayuda también a
aceptar a los demás tal y como son.
10. Significado/Propósito. Las
personas que piensan que sus vidas tienen un significado o un propósito son más
felices y tienen una mayor sensación de control. Además, experimentan menos
ansiedad, estrés o depresión. Cada persona encuentra significado y propósito de
un modo diferente. Algunos lo encuentran en un trabajo vocacional, otros en la
maternidad o paternidad, otros en las creencias religiosas, etc. Lo que todos
tienen en común es que les aporta una sensación de pertenencia a algo más
grande que ellos mismos que ayuda a las personas a responder a la pregunta de
por qué estamos aquí o qué sentido tienen nuestras vidas. Ofrece también una
guía sobre cómo vivir nuestras vidas o qué metas perseguir, aporta sentido a
las cosas que nos suceden y nos ayuda a afrontar los tiempos difíciles.
Para terminar se me ocurre
que piensen :
De 0 a 10, ¿cuál dirías que es tu punto fijo de felicidad? Y de
lo que hemos visto hoy ¿Cuáles de las estrategias planteadas quieres llevar a
cabo a partir de hoy para incrementar tu felicidad?
Como dice esa canción de
Serrat que tanto me gusta…Hoy puede ser un gran día y un feliz verano.
Puedes encontrar más recursos
en la siguiente entrada
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