domingo, 20 de diciembre de 2015

SER O NO SE AUTÉNTICO

Llevo unos días pensando en lo que voy a hablar con ustedes, y la verdad es que me cuesta concentrarme con tanto “ruido político”. Y es que tantos debates y tanto darnos a entender  la autenticidad de lo que dicen, de lo que son o de lo que harán me ha hecho  pensar en alto sobre si alguna vez has conocido a alguien que ser convierta en una persona diferente dependiendo de su entorno. Pensando en alto me pregunto ¿Qué significa que alguien sea auténtico?¿Y cuántas personas conoce usted realmente encaja en esa descripción?¿Siente que usted es auténtica?

Así que hoy hablaremos de autenticidad, de ser auténtico. Lo primero que nos preguntamos es que es la autenticidad. El diccionario lo describe como ser genuino y original. También podría significar ser fiel y digno de confianza.  Es un término que está relacionado con ser fiel a nuestra personalidad a pesar de las presiones externas.

Y siendo sinceros, creo que todos hemos tenido momentos de falta de autenticidad. Puede ser difícil mantener la autenticidad en situaciones incómodas o poco conocidos. Es posible que se preocupe de que su ser "real" no es lo suficientemente bueno o apropiado para la situación en cuestión, y el miedo al rechazo. Así que en lugar de aparecer como a ti mismo, usted se presenta como la persona que usted piensa que los demás le va a gustar.

Mientras que la adaptación a su entorno es sin duda beneficiosa en algunas situaciones, cambiar su personalidad por completo es problemática. En pocas palabras, la gente puede decir si usted no está siendo auténtico, y eso es ser falso, insincero, pretencioso, falso son sólo unas pocas palabras que utilizamos para describir a las personas no auténticos.  En el 2002, los pioneros de la investigación de la autenticidad Michael Kernis y Brian Goldman comenzaron a estudiar las diferencias individuales de las personalidades más sinceras, y definieron la autenticidad como “el funcionamiento sin trabas del uno mismo verdadero todos los días.” Con el fin de evaluar si una persona es guiada por su genuino sentido de sí misma, uno tiene que mirar más allá de los perfiles creados y dentro de la colección de pensamientos, interacciones y comportamientos que llenan cada día. Y aunque la ciencia aún tiene que representar un único camino a la sinceridad, hay algunos rasgos comunes entre las personas que son genuinas y auténticas.

Aquí hay seis signos de que vives la vida de acuerdo a tu verdadero yo.


Tener alta autoestima. La gente genuina, por definición, tiene un buen sentido de la autoestima.  El psicólogo clínico Guy Winch, Ph.D., dice: “Demasiado no es bueno, porque ese es el rango del narcisismo. Demasiado poco no es bueno. Así que las personas genuinas son aquellas que tienen una sólida autoestima. Y las personas que tienen una sólida autoestima se ponen mucho menos a la defensiva frente a las cosas que lo general. Pueden sentirse auténticos, pueden ser auténticos, porque están mucho menos preocupados por las consecuencias de exponer quiénes son, porque se sienten bien acerca de quiénes son”. 

Aceptar la vulnerabilidad La ciencia admite que el hecho de abrirse uno mismo a los temores y fracasos en un intento de aprender y crecer a partir de ellos, en lugar de encerrarlos por completo. Y se necesita a una persona auténtica, con una sólida base de autoestima para poder llevar a cabo esto último.

 “Cuanto más fuerte sea tu autoestima, más capaz eres de admitir que estás fallando, de recibir críticas, de ser capaz de recibir retroalimentación negativa sin desmoronarte,” Winch dice acerca de la importancia de mantener esa flexibilidad. “Realmente puedes tomar la crítica, la retroalimentación negativa, algo que no es bueno acerca ti, algo que no te gusta de ti mismo, y de verdad que no te devaste. Es algo que puedes admitir, en lo que puedes esperar trabajar o simplemente aceptar, pero que no afecta a toda la manera de pensar en ti mismo.”


Compartes tus verdaderos pensamientos, creencias y opiniones con el mundo. La gente auténtica no sólo se toma el tiempo para reflexionar sobre su perspectiva de la vida y las experiencias que la llevaron allí, sino que fácilmente comparten este “verdadero yo” con los demás a su alrededor “La autenticidad está consistentemente asociada con actuar de forma muy extrovertida, incluso para aquellos que se caracterizan a sí mismos como introvertidos”, dijo Fleeson en un comunicado.
 “Ser flexible con lo que eres está bien. No es negar o faltarle el respeto a lo que eres. Las personas son a menudo demasiado rígidas sobre cómo son y se quedan con lo cómodo y lo familiar. Adaptarse a una situación puede hacer que seas más fiel a ti mismo en algunas circunstancias”.  Su investigación también reveló que ser genuino va constantemente de la mano con ser emocionalmente estable e intelectual.

 Abiertamente das y recibes elogios.  La gratitud fluye claramente en dos direcciones: a veces das, y a veces recibes. Cuando se trata de esto último, Winch explica en su libro Emotional First Aid que las personas con baja autoestima a veces pueden luchan con aceptar cumplidos. Eso es porque creen que esos elogios vienen unidos a altas expectativas de los demás, lo que se traduce en una sensación de estrés. Los que son auténticos y mantienen un sólido sentido de autoestima, por otro lado, no ven los cumplidos con condiciones asociadas.

“Tienes que ser capaz de ver un cumplido tan sólo como un cumplido, y se necesita un cierto nivel de autenticidad para recibir eso”, explica Winch. “Se trata de ser capaz de recibir y también de dar de vuelta de una forma sin filtro.” Cuando se trata de expresar gratitud a los demás, la gente autentica sigue un camino similar de no pensar demasiado ello.


Realmente escuchas – y prefieres las conversaciones profundas. A las personas genuinas les resulta más fácil dejar de lado las distracciones y concentrarse intensamente en una conversación, simplemente porque están verdaderamente interesadas en lo que la otra persona tiene que decir. Ellos no están comprobando constantemente su teléfono para ver mensajes de texto o dejando que su mente vague pensando en la lista de tareas del día. Todo lo demás queda en el lado. Cuando somos gente auténtica y nuestra autoestima es fuerte, simplemente estamos mucho menos agobiados por nuestras agendas, y de verdad podemos tener una conversación de una manera mucho más pura”, añade Winch.
“Cuando la gente es auténtica, hay una cierta pureza en sus interacciones y conversaciones, y las conversaciones tienden a ser más interesante en términos de su contenido. Puedes llegar más lejos, puedes explorar más, y puedes descubrir más, porque es un una conversación mucho más rica”.
Te impulsa una voz interior en vez de tu entorno. Uno de los componentes claves de la autenticidad es simplemente (o no tan simplemente) saber quién eres y estar a gusto contigo mismo. Requiere tomarte el tiempo para desarrollar ideas informadas acerca de las cosas que te importan, y no adoptarlas ciegamente de otros a tu alrededor. Es con esta base que eres capaz de vivir esos valores – estar de pie detrás de ellos, representarlos y sentirte fuerte con ellos.

“Cuando has pensado en lo que piensas, lo que sientes, lo que es importante para ti y por qué es importante para ti, eso determina una cierta sensación de propósito y dirección”, dice Winch. “Todos tenemos estas directrices operativas – simplemente no las articulamos necesariamente a nosotros mismos. Pero si miramos hacia atrás nuestra conducta y examinamos lo que hacemos, por qué lo hacemos, lo que pensamos, por qué lo pensamos, podemos descubrir los principios que nos están conduciendo”. Las personas que realmente han buscado en su interior para entender por qué piensan y actúan de la manera en que lo hacen, son más claras acerca de los principios – y propósitos – que conducen sus vidas, Winch añade. “Les hace ser proactivas en lugar de reactivas.”

Tenemos la necesidad de encajar en un grupo, es parte de nuestra habilidad de adaptación y nuestra evolución. Sin embargo, podemos caer en el error de perdernos a nosotras mismas en nuestro afán de pertenecer. Nos autoengañamos y adoptamos la imagen de quien se supone que debemos ser, no nos detenemos a reflexionar, actuamos conforme a ese ideal creado en nuestra mente.

Pensando en alto el ser auténticos  no se trata sólo de preguntarte quién eres o cuál es el sentido de tu vida. Es, y por eso resulta difícil, aceptar tus fallas, las cosas que te incomodan, todos los aspectos problemáticos de tu vida, pues es precisamente a través de ellos que puedes comprender a tu verdadero yo. Tal vez no sea sencillo, pero atreverte a ser tú misma, te puede librar de una gran carga, un gran reto para el próximo año 2016.


Tengan buena navidad , sean auténticos y felices.


domingo, 22 de noviembre de 2015

SOBRE LA INSEGURIDAD

Sobre la inseguridad emocional

Durante estos últimos días con los atentados en Francia  no he parado de pensar en cómo nos sentimos cuando tenemos una amenaza externa, en como el miedo y la inseguridad al ataque y al daño nos hace ser tan vulnerables.
Todo el mundo que he conocido, y te invito a que pregunte a tu alrededor, admite tener periodos de gran inseguridad  e incluso aquellos que se definen como seguros, durante ese momento  se veían a sí mismos desde la perspectiva una persona sin apreciación de sus talentos, rasgos de personalidad, habilidades juzgándose injustamente con una  visión distorsionada de su propia personal
Pensando en alto he estado relacionándolo con como las personas nos podemos sentirnos más o menos seguras en nuestro camino, por lo que me he hecho varias preguntas con respecto a esto de que es la inseguridad, de si realmente está relacionada con nuestra personalidad y, como se produce y sobre todo como mejorarla.

Como definir la inseguridad

La inseguridad, se puede definir como la dificultad para escoger entre diferentes opciones para conseguir un objetivo determinado. Así como, la duda constante ante si lo que hemos hecho o dicho, nosotros mismos u otras personas, es acertado o no.
La inseguridad tiene que ver directamente con el miedo a no saber afrontar una situación y a las consecuencias negativas de la misma. La seguridad, sin embargo, es una especie de valentía que nos hace creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades personales.

Características básicas de las personas inseguras

Hay algunos comportamientos frecuentes en las personas inseguras: dudas frecuentes, no entregar trabajos o informes por creer que no son suficientemente buenos, dudar de la pareja por creer que no le quiere suficiente, necesitar interminables pruebas de la pareja que le demuestren su amor…..

Consecuencias negativas de la inseguridad

Aquella persona que tiende a buscar la aprobación de los demás para sentirse valorada, tiene una alta probabilidad de vivir en una especie de montaña rusa. Cuando se encuentre con persones más afines a ella se sentirá pletórica, pero no podrá evitar cruzarse en la calle, escuela, trabajo, familia, barrio… personas que por pensar muy diferente a ella seguramente no van a aprobar algunas de las cosas que piensa, dice o hace y por lo tanto si depende también de ello para sentirse válida posiblemente se va a sentir mal.

¿Cuáles son los motivos que nos conducen a ser inseguros?

Fundamentalmente miedos, a ser rechazado a la crítica. El miedo a ser rechazados, es un miedo irracional que a veces no obedece a nada determinado, es irracional, es más una sensación que tiene la persona. Está muy relacionado en como pensamos y en los errores que tienen nuestro pensamientos al interpretar la realidad. Lo representamos en un diálogo interno que tenemos como:
·         La visión catastrófica en la relaciones personales, exagerando y anticipar un riesgo ante algo real que no existe
·         Minimizan sus propios recursos sociales, viéndose muy torpes en su relación social
·         Personalizan todo en una situación social, contabilizándose, vamos que si algo va mal se echan la culpa

Deficiencias en las habilidades de comunicación en nuestras relaciones sociales. Cuando alguien actúa de forma insegura no se expresa a sí mismo. Deja que las demás personas le manden, le digan lo que tiene que hacer y, generalmente, no defiende sus propios derechos. Por regla general, sus necesidades, opiniones o sentimientos son ignorados, y puede que otras personas se aprovechen de él. (todo lo contrario de una persona asertiva)

También no encontramos que la personas inseguras suele tener  baja autoestima tienen la tendencia de sentir y pensar constantemente en forma negativa y a tener una imagen pobre de nosotros mismos. Suele pasar por haber sido muy criticado, ridiculizado o ignorado en la infancia.

¿Qué podemos hacer para ganar seguridad?

Identificar estos pensamientos catastróficos en la próxima vez que tenga una situación social, cuando nos sentimos inseguros anticipamos que lo hará fatal y claro estos pensamientos hacen más probable que se cumpla esa profecía (efecto Pigmalión). Así que cambiamos estos pensamientos, como por ejemplo, en lugar de decir “lo haré fatal, me equivocaré, seguro que… pues diré me va a ir muy bien, etc. Con ello conseguiremos animamos a intentarlo.

Fijarnos en lo que hacemos bien, el inseguro se fija en todo lo contrario  “en la falta”, asi te darás cuenta de que las cosas no son tan tremendas como uno pensaba, si no que al ver como lo hago bien lo repetiré  la próxima vez, cogiendo  confianza.

Importante es que te des permiso para cometer errores, que veas que nada ni nadie es perfecto, cuando dejas de preocuparte en la imagen que vas a dar a los demás acabarás dando lo mejor de ti mismo. Deja de preocuparte por lo que piensen los otros.

Algo que puedes hacer es fijarte y observar en que te gusta de lo que hacen los demás e imitarlo, copiar  y repetir lo que te gusta y gusta de los demás, no sólo da resultado sino que ampliamos nuestro repertorio de conductas pues vemos que funciona.

Afrontar nuestros propios miedos en situaciones sociales,  aguanta un poco y comprobando que podemos y así tendrás más seguridad la próxima vez.




Una vez que nos damos cuenta de nuestra propia fuerza e importancia, una vez que veamos las formas en que hemos sido heridos y presos de nuestra propia angustia podemos empezar a liberarse de las cadenas que nos impiden avanzar. Podemos arrojar las inseguridades de nuestro pasado y convertirse en las personas que queremos ser en nuestro presente.

Nota: Para complementar puedes revisar el artículo sobre autoestima 

domingo, 18 de octubre de 2015

ENTUSIASMO: LA ENERGIA QUE MUEVE TU MUNDO





Hace un par de semana que he vuelto de vacaciones, en un lugar en el que muchas necesidades están al descubierto, sobre todo las relacionas con la subsistencia (alimentación) y las de libertad. Lo increíble es como con tantas limitaciones y privaciones esta sociedad sigue adelante y con mucha energía. Lo cierto es que al ser una persona con gran empatía, vengo con cierta falta de energía e incluso baja de ilusión. Pensando en alto me he puesto a indagar sobre en energía vital relacionada con sentirse pleno, feliz, motivado: eso que llamamos entusiasmo.


Lo primero que noto es lo difícil  que es llegar a entender el significado, pues aunque todo nos habla del objetivo de alcanza esa felicidad de la que ya hablamos en nuestro último programa, parece que hay dos palabras que son complicadas de desvincular de la de entusiasmo como son motivación e ilusión.


Vayamos al diccionario.

Entusiasmo.



  • Exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire o cautive.
  • Adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa o empeño.

Ilusión.



  • Imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos.
  • Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo.

Motivación.



  • Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia.

Y es que parece que las tres están en la antesala de la acción, están en la parte del impulso para llegar realizar un trabajo, una tarea o cualquier cosa que requiera nuestro interés.

Como tu veo,  que a veces las vida nos lo pone algo más complicado y es justo en ese momento, cuando nos enfrentamos a desafíos y dificultades en nuestras vidas, es cuando notamos esta “perdida de entusiasmo, de ilusión“, y vemos lo difícil que es saber cómo superarlos. Sin embargo, a menudo sucede que tenemos el deseo y el interés, pero que carecemos de la motivación. Esta es una situación frustrante, ya que quiere hacer una cosa determinada, pero no puedo tener suficiente fuerza interior y la motivación para actuar. Hay muchas razones para la falta de motivación. Podría ser debido a un deseo débil, la pereza o timidez, y que podría ser debido la falta de autoestima y confianza en uno mismo. En algunos casos, la razón es un problema físico o mental, que requiere ayuda profesional.

La falta de motivación y falta de entusiasmo son dos de las principales razones del fracaso y de vivir una vida con mayor sufrimiento.

¿Qué tiene el entusiasmo que parece tan necesario?

Particularmente creo que tener entusiasmo:

  • Nos hace la vida mucho más divertida. Sentirse poco entusiasta, aburrido y apático no es agradable o divertido. Hace la vida aburrida y dolorosa. El entusiasmo por el contrario es como una luzl interior que hace la vida más fácil, más brillante y más agradable.
  • Es atractivo para las personas. El entusiasmo es probablemente una de las cualidades más atractivas que una persona puede tener. Es una cualidad que le hace atractivo en todo tipo de relación - personales o profesionales - y es una maravillosa calidad de encontrar en otras personas. Tiende a hacer todo tipo de interacciones y relaciones mucho más divertido y con entusiasmo puede cumplir más del potencial de cualquier situación o experiencia.
  •  Sinfonía comunicativa.  Si  estás entusiasmado no sólo te hace más atractivo, sino que también hace que sus palabras y mensaje mucho más poderoso ya que cuando usted se siente entusiasmado luego esa sensación viene a través de su lenguaje corporal y la tonalidad de voz. Eso nos ayuda a mostrarnos como personal con alta seguridad.
  • Motor de arranque. El entusiasmo es el motor de arranque de nuestro cuerpo. Con entusiasmo se hacen las cosas y que a menudo se hacen mejor y más fácilmente que si usted fuera a reunir la voluntad para hacerlas de una manera poco entusiasta.
        Esas son algunas buenas razones para ser más entusiasta

¿Pero cómo podemos tener más entusiasmo?


1. Averigüe lo que realmente te gusta hacer.Este es el consejo más importante, ya que puede generar cantidades enormes y sostenidas de entusiasmo sin tener "que hacer" mucho y así el entusiasmo fluirá naturalmente, si una gran parte del tiempo está haciendo lo que realmente te gusta hacer.
Algunos ejemplos de tales actividades pueden incluir conocer gente nueva, ayudar a los demás, ir a pescar, escuchando y hablando de música, ejercicios, etc.
Si usted puede pasar más tiempo haciendo esas actividades que te hacen entusiasta entonces es probable que se sienta entusiasmado más de las veces.
2. Profundizar, aprender más. Se curioso Si no eres entusiasta a menudo es porque no sabes lo suficiente acerca de la persona / tema / trabajo. Es fácil caer en ideas preconcebidas sobre algo o alguien. Si añades  una pizca de curiosidad en la tu vida  encontrará cosas fascinantes que despertar su entusiasmo. Así que acaba de empezar, ponerse en marcha y una gran parte del entusiasmo de tiempo va a encontrar en el camino.
3. Vea lo que es positivo en cualquier situación. Entonces construya en que para obtener su entusiasmo va. Tal vez es sólo una cosa o dos. Pero ese rayo de positividad puede ser un punto de partida para cambiar su perspectiva a una más positiva, donde puedes encontrar entusiasmo. Y sea cual sea la situación en que está a menudo será más fácil y más agradable de manejar.
4. Obtener un ambiente entusiasta por parte de otras personas. Aquí es donde se puede experimentar lo poderoso entusiasmo es cuando nos comunicamos con los demás. Vea programas agradables que le motiven, Escuche radio, como la nuestra :-D o, lo mejor sal a la calle y  pasa el rato con gente entusiasta y consigue que hablen de lo que están entusiasmados. El entusiasmo es contagioso, así que use este hecho para ayudarse a sí mismo (y otros cuando usted se siente entusiasta).
5. Actuar a ti mismo en un estado de entusiasmo. Las emociones funcionan al revés también. Mover y hablar como lo hace cuando usted está entusiasmado. Tome las medidas que se toman cuando usted está entusiasmado. Y pronto actuando como le gustaría sentir en realidad hará sentir entusiasta.
6. Mantenga su nivel de energía. Estos dos últimos consejos son útiles para alcanzar más fácilmente un estado entusiasta y quedarse allí.
Se necesita energía para ser entusiasta. Así que si usted está teniendo problemas para sentir esa emoción, entonces puede ser debido a uno o más problemas básicos de energía. Así que dormir lo suficiente. Coma bien y no más o menos que suficiente. Ejercitarse, cuide su salud.
7. Tenga cuidado con su consumo de información. Voces negativas y apáticos de medios de comunicación o personas que te rodean pueden agotar rápidamente su entusiasmo. Reemplace tales ingesta con las fuentes más entusiastas y positivos. No dejes que el entusiasmo se ahogue en tu interior.

"El entusiasmo nos inspira, nos da fuerza y motivación y nos impulsa a realizar cosas"

Pensando en alto positivamente creo que si pretendemos vivir con ilusión debemos practicar el entusiasmo. Es imprescindible saber lo que nos gusta, lo que nos satisface, lo que nos genera placer y bienestar. Y luego debemos ser conscientes de que lo que también nos disgusta. Entrenando la ilusión, persiguiendo nuestros sueños, profundizando en nuestras fortalezas podemos llegar a vivir con entusiasmo, que no es más que una característica, un rasgo, de quienes viven habitualmente con ilusión.

Si me lo permiten seguiré con la ilusión y con entusiasmo que le pongo a este tercer lunes de mes.

Gracias por la escucha


domingo, 14 de junio de 2015

En busca de la felicidad : Recursos


Como complemento al articulo anterior coloco varios recursos para que complementen lo visto:

  •     TED Talk de Mathieu Ricard sobre la felicidad. (20 minutos)


  • Aprendiendo a  ser felices (REDES)





En busca de la Felicidad


Cada vez que me encuentro con alguien que hace tiempo que no veo tengo la misma respuesta  a la pregunta ¿Cómo estás? o ¿Cómo te va? La respuesta es la misma: más o menos o un “bien” entrecortado, entre vergonzoso  y cabizbajo. Y es que en el fondo, parece que una maldición divina esta preparada si se nos ocurre decir que nos va de perlas, que somos felices o que nos va bastante bien.  Lo increíble es que paradójicamente todos los medios constantemente proyectan la idea de una cierta obligatoriedad de ser felices.

Lo primero que me llama la atención es la explosión de la literatura y la investigación que acompaña a la ciencia de la felicidad, sólo tienes que acercarte a la librería o mirar por Internet para ver que encontrarás una serie de libros sobre cómo encontrar esa felicidad, como convertirse en más feliz. Un escalofrío recorrer mi cuerpo no tengo claro si es pare entrar en la “secta felicidad”  o una campaña “marketinera” más que una preocupación real por el bienestar psicológico del prójimo.

Pensando en alto me he preguntado sobre la felicidad, como ser felices, donde reside tan preciado tesoro y algunas preguntas más alrededor de este complejo concepto.

¿Y qué es la felicidad?

Existen tantas definiciones de la felicidad como libros y recursos que hablan de ella. Es más yo diría que cada tiene su propia definición.  La que nos  ofrece el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua es:

1. Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien.
 2. Satisfacción, gusto, contento.
 3. Suerte feliz.

Lo curioso es que la RAE ha enmendado esta definición recientemente y en el avance de la vigésimotercera edición, aparece la siguiente:

1. Estado de grata satisfacción espiritual y física.
 2. Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz.
 3. Ausencia de inconvenientes o tropiezos.

Se ha producido por lo tanto en la primera acepción una migración del concepto de felicidad puramente material, basada en la posesión de un bien, a un concepto mixto, formado por una satisfacción espiritual y física.
¿Habrán sido abducidos por esta secta? O es que se han dado cuenta de que el concepto va más allá de la posesión. Y es que parece que nos vamos centrando más es un concepto más de bienestar psicológico.

¿La felicidad viene de serie?

Me pregunto si nacemos con ella, como cuando compras un coche, vamos si viene de serie. Según los últimos estudios en este campo (Sonja Lyubomirsky toda una experta en este tema)  no acercan unos datos reveladores sobre la felicidad de las personas.
·       De serie el 50% de nuestra felicidad viene ya  definido por los genes. La profesora Lyubomirsky dice que algunas personas están programadas genéticamente para ser más felices que otras. Cada uno de nosotros nace con un “punto fijo de felicidad”. Es decir, el punto fijo de felicidad es el punto estable en torno al cual varía el estado de ánimo de una persona.  
·       Un insignificante 10% de nuestra felicidad depende de las circunstancias de nuestra vida: tener un determinado estado civil, salud, nivel socioeconómico, un buen trabajo… Aunque resulte paradójico, todos los datos señalan que las circunstancias vitales sólo determinan un 10% de nuestra felicidad. Sin embargo, es ahí donde todos ponemos mayores esfuerzos en conseguir cambios porque creemos que es donde reside nuestra felicidad.

·       El resto   40% lo dejamos a la inteción, es decir a lo que hago y lo que puedo hacer. Sobre este 40% sí podemos actuar. Y por tanto, la ciencia nos dice que sí tenemos en nuestras manos la capacidad de ser más felices. Depende de nuestro compromiso y determinación. De nuestras acciones deliberadas.

La felicidad esta en nuestra actitud, en ese quehacer diario más que en las circunstancias que nos han tocado vivir.


Claves de la felicidad (Organización Action for Happiness)

Las diez claves de la felicidad fueron desarrolladas por la organización Action for Happiness en base a las investigaciones realizadas sobre aquellos comportamientos o acciones que pueden realizar las personas para aumentar su bienestar y felicidad.

1.     Hacer cosas por los demás. La generosidad está unida al centro de recompensa de nuestro cerebro, de manea que ofrecer a los demás nuestra ayuda, tiempo o energía también aumenta nuestro propio bienestar, ya se trate de familiares, amigos, compañeros  o extraños.
Las investigaciones han demostrado que ayudar a los demás aumenta la felicidad y la satisfacción en la vida, proporciona una sensación de significado, aumenta los sentimientos de competencia, mejora el estado de ánimo y reduce el estrés. Así mismo, nos ayuda a conectar con los demás y a satisfacer nuestra necesidad básica de relacionarnos con los demás.
Además, ser amables y preocuparnos por los demás parece ser contagioso, ya que cuando vemos a alguien ser amable o cuando los demás son amables con nosotros, tenemos más probabilidades de serlo también con los demás.
2.      Relacionarse con los demás. Las personas que tienen sólidas y variadas relaciones con otras personas son más felices, más sanas y viven más. Las relaciones cercanas con los demás dan sentido a nuestras vidas, nos aportan amor y apoyo y aumentan nuestra autoestima. La relación con un grupo amplio nos aporta también una sensación de pertenencia. Pero lo más importante no es tener muchas relaciones, sino tener relaciones de calidad, que nos hagan sentir bien y nos ayuden a experimentar emociones positivas, sentirnos comprendidos y apoyados y compartir experiencias y actividades que enriquezcan nuestras vidas.
3.   Hacer ejercicio. Dado que la mente y el cuerpo están conectados, no es extraño que mantenernos activos nos ayude a sentirnos mejor. El ejercicio puede mejorar el estado de ánimo de inmediato, ayudarnos a salir de una depresión y aumentar nuestra vitalidad y 
4. Ser consciente del mundo a tu alrededor. Si te detienes a mirar a tu alrededor, puedes descubrir que hay un mundo mucho más amplio del que creías justo a tu lado. El mindfulness consiste en experimentar plenamente lo que está ahí, de manera consciente, intencional y sin juzgar. Implica ser más consciente de lo que llega a ti a través de tus cinco sentidos, observándolo todo sin juzgarlo. Hagas lo que hagas, ya sea ir caminando al trabajo, comer o cuidar de una planta, si lo haces con mindfulness lo estás haciendo con tus cinco sentidos, dejando que esa tarea te absorba y mantenga tu atención sumergida en el instante presente. Así, el mindfulness te ayuda a conectar contigo mismo y tus sentimientos en el presente y dejar de dar vueltas al pasado o a las preocupaciones, además de enriquecer tu día a día.
5.     Aprender cosas nuevas. El aprendizaje de cosas nuevas aumenta nuestra felicidad porque nos expone a ideas nuevas, nos mantiene ocupados y absortos en algo que nos interesa, y aumenta nuestra sensación de competencia y logro y nuestra autoestima. Aprender algo nuevo no necesariamente implica ir a clase o hacer un cursillo. Puedes aprender por tu cuenta, unirte a algún club, practicar algún deporte, etc.
6.      Tener metas. Tener metas y objetivos que alcanzar nos hace sentir bien acerca del futuro. Las metas deben ser realistas y alcanzables, con cierto grado de dificultad para motivarnos pero no tan complicadas como para resultar imposibles. Las metas aportan una sensación de dirección a nuestras vidas y, al alcanzarlas, nos dan una sensación de logro y éxito, nos ayudan a hacer realidad nuestros sueños y mejorar nuestras vidas y nos aportan una sensación de significado y propósito.
7.     Resiliencia. Tarde o temprano, a todos nos llegan las malas rachas: el estrés, las pérdidas importantes, los fracasos, los golpes de la vida… A menudo, no podemos evitar que suceda, pero sí podemos intentar decidir cómo vamos a actuar ante esos reveses. La resiliencia hace referencia a la capacidad para afrontar la adversidad y superarla sin dejar que nos hunda o nos dañe. La resiliencia es algo que se puede aprender y un modo de hacerlo consiste en cambiar nuestro modo de pensar acerca de la adversidad y nuestro modo de relacionarnos con ella:
8.     Emociones positivasLas emociones positivas, como la gratitud, la alegría, la inspiración, etc., cuando se experimentan de manera habitual, nos ayudan no solo a sentirnos mejor sino también a tener más recursos. Sin dejar de ser realistas, podemos optar por centrarnos en los aspectos positivos de una situación. Las emociones positivas nos ayudan a ampliar nuestras percepciones, a ver más de lo que hay a nuestro alrededor, responder mejor ante las exigencias de la vida, ser más creativos, afrontar mejor las dificultades, interesarnos por aprender cosas nuevas y estar más abiertos ante las nuevas ideas. Así mismo, nos ayuda a sentirnos más cerca de los demás y confiar más en ellos, lo que mejora nuestras relaciones con otras personas. “El miedo cierra nuestras mentes y nuestros corazones, mientras que las emociones positivas abren literalmente nuestras mentes y nuestros corazones. Realmente cambian nuestra forma de pensar y nuestra bioquímica”, (Dra. Barbara Fredrickson, Universidad de Carolina del Norte).
9.     Autoaceptación. Si te centras siempre en tus defectos, te desprecias a menudo o no te gustas como eres, difícilmente te vas a sentir feliz. Por este motivo, aprender a aceptarnos tal y como somos y ser mables con nosotros mismos incluso cuando cometemos errores, aumenta nuestro bienestar, satisfacción y resiliencia. Además, nos ayuda también a aceptar a los demás tal y como son.
10.   Significado/Propósito. Las personas que piensan que sus vidas tienen un significado o un propósito son más felices y tienen una mayor sensación de control. Además, experimentan menos ansiedad, estrés o depresión. Cada persona encuentra significado y propósito de un modo diferente. Algunos lo encuentran en un trabajo vocacional, otros en la maternidad o paternidad, otros en las creencias religiosas, etc. Lo que todos tienen en común es que les aporta una sensación de pertenencia a algo más grande que ellos mismos que ayuda a las personas a responder a la pregunta de por qué estamos aquí o qué sentido tienen nuestras vidas. Ofrece también una guía sobre cómo vivir nuestras vidas o qué metas perseguir, aporta sentido a las cosas que nos suceden y nos ayuda a afrontar los tiempos difíciles.

Para terminar se me ocurre que piensen : 
De 0 a 10, ¿cuál dirías que es tu punto fijo de felicidad? Y de lo que hemos visto hoy ¿Cuáles de las estrategias planteadas quieres llevar a cabo a partir de hoy para incrementar tu felicidad?

Como dice esa canción de Serrat que tanto me gusta…Hoy puede ser un gran día y un feliz verano.


Puedes encontrar más recursos en la siguiente entrada

sábado, 11 de abril de 2015

SOBRE LAS QUEJAS Y LOS QUEJICAS


Llevo un par de semanas pensando sobre un artículo que mi hermana me envío a través de una red social y que me dejo con un cierto regusto pensativo, y por qué no decirlo: amargo. Hablaba sobre cómo te cambiaría la vida si dejaras de quejarte durante un mes. Al parecer este tema se ha puesto últimamente muy de moda. Lo cierto es que busqué por Internet y encontré varias referencias a un libro: Un mundo sin quejas, escrito por Will Bowen, un pastor de EEUU que en 2006 propuso a sus feligreses estar 21 días sin quejarse, iniciativa que proponía aguantar tres semanas sin quejarse. En la idea original, se les entregaba a aquellos que se comprometían con el reto, una pulsera morada. Cada vez que se quejaban tenían que cambiarla de muñeca y empezar de nuevo. Si se preguntan por qué 21 días. Es algo puramente psicológico, ya que 21 días es lo que tardamos los humanos en generar un hábito y en deshacer otro.

Esta práctica promete llenarnos de entusiasmo, aumentar nuestra autoestima, felicidad y paliar el sufrimiento. Según leo en Internet, dicen las personas que lo han probado, que aquellos que creían no quejarse demasiado, al comenzar este reto se dieron cuenta de que lo hacían un promedio de unas veinte veces diarias. ¡Casi nada! La idea es que al cabo de tres semanas sin criticar ni quejarnos, y sin chismes de ninguna clase, también dejaremos de hacerlo mentalmente. 

Así que he decidido abordar el tema de las quejas. Lo cierto es que en alguna ocasión ya hemos tratado a “los quejicas”, uno de esos tipos que tratábamos en la reflexión de vampiros emocionales. Y pensando en alto hoy me pregunto ¿Por qué tenemos la manía de quejarnos por todo? ¿Servirá para algo? ¿Por qué somos tan quejicas? Y sobre todo ¿podemos hacer algo al respecto? 

¿Por qué estas personas tienen la manía de quejarse por todo?

Nos quejamos porque se sienten profundamente insatisfechas. Estas personas no se están quejando de la lluvia o del calor sofocante, o del euro, o del…en realidad se están quejando su vida, del gran vacío que sienten y de la falta de sentido que las asola. Una persona que se queja es una persona insatisfecha, alguien que no ha encontrado esas razones que le dan sabor a la vida.

Nos quejamos por hábito: De hecho, a menudo la queja es un comportamiento heredado de los padres. Estas personas asumen los lamentos como parte de su comunicación y no conciben una conversación sin ella.

La tercera razón es un profundo egocentrismo sostenido en la falta de empatía. Estas personas dan por descontado que merecen más que las otras y, cuando no lo obtienen, se quejan. No son capaces de ponerse en el lugar de los demás y comparar porque su egocentrismo se los impide. Para estas personas, llueve porque el universo está en su contra y hay crisis porque Dios (que no tiene más nada que hacer) ha decidido contrariar sus planes.

También nos quejamos porque quejarnos nos permite relacionarnos, tener simpatía y atención del resto. En algunos más que una manía es un instrumento para empezar a entablar una conversación, sabemos que hay personas que si no lo hacen, simplemente no sabrían como romper el hielo o de qué hablar. 

¿Por qué las quejas no son la solución?

1. Las quejas conducen al inmovilismo. Quejarse implica asumir el papel de víctima, implica despojarse del control y ponerlo en una realidad externa, implica quedarse inmóvil al borde del camino, lamentándose por lo ocurrido mientras las personas a su alrededor, que quizás han vivido la misma situación, se recomponen y continúan adelante.

2. Las quejas son un agujero negro por donde escapa la energía. Lamentarse por los errores del pasado, por las oportunidades que no se aprovecharon o por los problemas del presente solo consume energías inútilmente. La queja implica una centrarse en los aspectos negativos mientras que lo que necesitamos para avanzar es precisamente lo contrario: centrarnos en los aspectos positivos

3. Las quejas generan un estado de ánimo muy negativo. Todos los sucesos entrañan aristas positivas y negativas, centrarse en las limitaciones, los daños, la incomodidad y los fracasos solo generará frustración, tristeza e ira. ¿Has conocido a alguien que se queje por todo y esté contento?

4. Las quejas impiden buscar soluciones. Como estas personas no son capaces de apreciar el aspecto positivo de los hechos, se quedan regodeándose en la pena. No son capaces de sacarle provecho a las situaciones y aunque la fortuna tocase a su puerta, no podrían verla y aprovechar la oportunidad que les brinda. Por tanto, al final, la queja incesante se convierte en una profecía que se autocumple.

5. Las quejas afectan las relaciones interpersonales. Todos tenemos nuestros propios problemas, normalmente no andamos por el mundo pregonándolos para ver cuál es mayor, como si se tratase de un competición de víctimas. Un día, nos da placer consolar a un amigo y escuchar sus penas. Al otro día, también. Pero al tercer día comienza a ser desgastante. Por eso, preferimos evitar a las personas que se quejan por todo y se comportan como verdaderos vampiros emocionales. Como resultado, estas personas se quedan solas, debido a un macabro mecanismo que ellas mismas pusieron en marcha. Y si los demás les dejan solo, pues ya tendrá un nuevo motivo para quejarse.

Clasificando a los quejicas

Hay una distinción entre personas que son quejosas en forma crónica y aquellos que realmente necesitan ayuda.

  • El quejoso puntual- Utiliza la queja o bien como un instrumento de interrelación con los demás o bien tiene la pretensión de expresar la molestia, eso sí con la esperanza de encontrar resultados
  • El quejoso crónico- usualmente no querrá soluciones reales a los problemas de los que habla. Si lo hiciera, un vez que le dieras una solución, se vería obligado a dejar de quejarse. Simplemente ignorar o confrontar a las personas que se quejan todo el tiempo no funcionará, dado que la persona se podría irritar más o atacar.
  • El quejoso patológico o querulante (de querulancia): le basta para adquirir la creencia de que ha sido injustamente perjudicado (y sobre todo que ha sido pisoteada su dignidad). Busca pruebas de la mala intención de los demás (y en especial de los jueces) Pierde la medida de la crítica imparcial, deformando –bajo el influjo de su despecho- los indicios y detalles que conoce. Los querulantes, (querellantes, litigantes), llevados por su pasión quejosa, llegan a descuidar sus intereses personales, descuidan sus negocios y ocupaciones, enfrascados como están en procesos, querellas, pleitos, instancias, cartas dirigidas a la autoridad, al ministro, etc.


 ¿Es posible que una persona se deje de quejar?

El que se queja, por lo general, no se da cuenta de que se queja de todo, es decir, ya lo hace de forma natural y es posible que si se lo hacemos notar esto haga que se sienta mal por “no ser comprendido/a”.
Tengamos en cuenta que la queja puede puede haber surgido de un motivo razonable, como por ejemplo: una pérdida o una experiencia muy negativa. En aquel momento, la persona se quejó y encontró el apoyo de quienes la rodeaban. Demostró que era una víctima (sufriente y doliente). Así, descubrió que lamentarse era un mecanismo válido para manipular a los demás. También descubrió que los sentimientos de culpa que sentía se esfumaban como por arte de magia, entró en el mundo de la autocomplacencia. En este punto la queja se convirtió en una puesta en escena, en un hábito para enfrentar los conflictos y para atraer la atención de los demás.
Por tanto, la próxima vez que pienses en quejarte, pregúntate:

  • ¿Qué insatisfacción oculta esa queja?
  • ¿Tengo motivos válidos para quejarme?
  • ¿Qué aspectos positivos te traerá la queja?


Pensando en alto y después de haber pasado unos días cavilando sobre este tema de la queja, ahora  sé que realmente no quiero dejar de quejarse por completo. Utilizamos la queja para, relacionamos unos con otros e incluso para entretener. Trate de imaginar un mundo sin quejas y me resulto una mundo  sin movimiento , sin evolución. Sin embargo, me he dado cuenta de que si nos vamos a quejar, entonces tenemos que hacerlo conscientemente, es decir quejándome menos de que no podemos cambiar y centrándonos  en las cosas que podemos. . Así que en vez de proponerte 21 días sin quejas te voy a proponer el día de la queja libre, elige un día al mes y utilízalo para quejarte libremente el resto del tiempo voy a quejarse con propósito y centrándome en las cosas que importan y sobre todo a las personas a las personas que pueden cambiarlas.